Nota de Milenio.
Desde su ubicación de escritor polivalente, lo mismo camina en el ensayo que en la ficción, Sergio González Rodríguez (Ciudad de México, 1950) examina en su nuevo libro el papel que el territorio mexicano ha tenido como fuente de imaginación en diversos pensadores. De sangre y de sol es, a decir de su propio autor, una “suerte de thriller teórico” que indaga sobre algunos que podrían llamarse “extranjeros” en el país de los símbolos.
México, fiel reproductor de símbolos originarios universales (sangre, sol, cruz, círculo, estrella, oro, pentagrama corazón, pirámide, serpiente, puerta, infinito, et. al.) fue visitado durante el siglo XX por un gran número de artistas, escritores e intelectuales, de los cuales González Rodríguez identifica para “ensayar” a Lawrence, Jünger, Gurdjieff, Ewart, Krumm Heller, Crowley. Lista a la que anexó a los mexicanos Gerardo Murillo Dr. Atl y Octavio Paz.
Viajeros, aunque a algunos el referente “México” se haya mantenido a la distancia, que “han incurrido aquí como al país imaginario que les permitió acentuar sus fantasías y niveles de reflexión simbólica. Son sin duda escritores, salvo Paz, en realidad excéntricos”, dice González Rodríguez.
Un México, añade el autor de El Centauro en el paisaje, que más que visto como región tropical, a la manera de “otros viajeros”, es el sitio del “vínculo solar, las culturas de la violencia, especialmente las asentadas en el valle del Anáhuac, y que dependían del aspecto militar y de una creencia cosmogónica de la sangre y de los sacrificios. Un punto atractivo, no tanto a partir del sustrato de la vegetación sino del cultural”.
De sangre y de sol (Ed. Sexto Piso, 2006) se vincula a un “entendimiento de lo simbólico y lo espiritual”. Y los personajes analizados, no sólo a partir de sus obras sino incluso de su paso trágico por el país, como el caso de Wilfrid Ewart, “traslucen a personalidades que veían lo esencial en la inmediatez telúrica y que pudieron en algún momento tener episodios en el país o imaginarlos. Aunque siempre una vinculación espiritual”.
Libro que no distingue en sus 16 apartados algún género específico, ya que se lee como una crónica, una reconstrucción literaria, proviene de una práctica añeja en González Rodríguez. Ya que en él “ensayo y narrativa son el derecho y el revés de un mismo trabajo. Este nuevo thriller tiene que ver con el tratamiento narrativo del ensayo, algo que ya había realizado en El centauro…, donde a partir de un hilo conductor voy narrando y ensayando una serie de temas sobre la técnica y la violencia”.
En tal modalidad “he encontrado el punto que puede parecer más atractivo a los lectores. Donde los temas teóricos aparecen a través de una narrativa, lo que puede contribuir a la divulgación de aspectos que han quedado en la charlatanería, el esoterismo o el misterio.”
Autor de una de las más importantes investigaciones acerca de los asesinatos de mujeres en la frontera norte de México, Huesos en el desierto, González Rodríguez rescata en De sangre y de sol episodios en torno al hecho cultural antes olvidados. Entre otros, las diversas consideraciones de Jünger sobre México, la muerte de Wilfrid Ewart en pleno centro capitalino al arrancar el año 1923, las recurrencias personales y creativas de Lawrence, diversas conexiones entre el ideario esotérico de Krumm Heller y la cultura nacional; aparte de roles como el representado por la risa en las culturas prehispánicas, estudiado por Octavio Paz.
De sangre y de sol será comentado hoy a las 19:30 horas, en la librería Rosario Castellanos del FCE, por Lucía Melgar, Christopher Domínguez Michael y Luis Alberto Ayala Blanco.
México • Mauricio Flores
Desde su ubicación de escritor polivalente, lo mismo camina en el ensayo que en la ficción, Sergio González Rodríguez (Ciudad de México, 1950) examina en su nuevo libro el papel que el territorio mexicano ha tenido como fuente de imaginación en diversos pensadores. De sangre y de sol es, a decir de su propio autor, una “suerte de thriller teórico” que indaga sobre algunos que podrían llamarse “extranjeros” en el país de los símbolos.
México, fiel reproductor de símbolos originarios universales (sangre, sol, cruz, círculo, estrella, oro, pentagrama corazón, pirámide, serpiente, puerta, infinito, et. al.) fue visitado durante el siglo XX por un gran número de artistas, escritores e intelectuales, de los cuales González Rodríguez identifica para “ensayar” a Lawrence, Jünger, Gurdjieff, Ewart, Krumm Heller, Crowley. Lista a la que anexó a los mexicanos Gerardo Murillo Dr. Atl y Octavio Paz.
Viajeros, aunque a algunos el referente “México” se haya mantenido a la distancia, que “han incurrido aquí como al país imaginario que les permitió acentuar sus fantasías y niveles de reflexión simbólica. Son sin duda escritores, salvo Paz, en realidad excéntricos”, dice González Rodríguez.
Un México, añade el autor de El Centauro en el paisaje, que más que visto como región tropical, a la manera de “otros viajeros”, es el sitio del “vínculo solar, las culturas de la violencia, especialmente las asentadas en el valle del Anáhuac, y que dependían del aspecto militar y de una creencia cosmogónica de la sangre y de los sacrificios. Un punto atractivo, no tanto a partir del sustrato de la vegetación sino del cultural”.
De sangre y de sol (Ed. Sexto Piso, 2006) se vincula a un “entendimiento de lo simbólico y lo espiritual”. Y los personajes analizados, no sólo a partir de sus obras sino incluso de su paso trágico por el país, como el caso de Wilfrid Ewart, “traslucen a personalidades que veían lo esencial en la inmediatez telúrica y que pudieron en algún momento tener episodios en el país o imaginarlos. Aunque siempre una vinculación espiritual”.
Libro que no distingue en sus 16 apartados algún género específico, ya que se lee como una crónica, una reconstrucción literaria, proviene de una práctica añeja en González Rodríguez. Ya que en él “ensayo y narrativa son el derecho y el revés de un mismo trabajo. Este nuevo thriller tiene que ver con el tratamiento narrativo del ensayo, algo que ya había realizado en El centauro…, donde a partir de un hilo conductor voy narrando y ensayando una serie de temas sobre la técnica y la violencia”.
En tal modalidad “he encontrado el punto que puede parecer más atractivo a los lectores. Donde los temas teóricos aparecen a través de una narrativa, lo que puede contribuir a la divulgación de aspectos que han quedado en la charlatanería, el esoterismo o el misterio.”
Autor de una de las más importantes investigaciones acerca de los asesinatos de mujeres en la frontera norte de México, Huesos en el desierto, González Rodríguez rescata en De sangre y de sol episodios en torno al hecho cultural antes olvidados. Entre otros, las diversas consideraciones de Jünger sobre México, la muerte de Wilfrid Ewart en pleno centro capitalino al arrancar el año 1923, las recurrencias personales y creativas de Lawrence, diversas conexiones entre el ideario esotérico de Krumm Heller y la cultura nacional; aparte de roles como el representado por la risa en las culturas prehispánicas, estudiado por Octavio Paz.
De sangre y de sol será comentado hoy a las 19:30 horas, en la librería Rosario Castellanos del FCE, por Lucía Melgar, Christopher Domínguez Michael y Luis Alberto Ayala Blanco.
México • Mauricio Flores
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