El blog de Luis Frías

noviembre 10, 2007

Noticia

La ninfa inconstante, la novela que dejó acabada y sin publicar el escritor cubano Guillermo Cabrera Infante (1929-2005), probablemente se publicará a principios de 2008, informó hoy el diario español El País.

La novela del autor nacido en Gibara (Cuba) rebosa ambiente habanero por los cuatro costados y Cabrera Infante trató de acabarla "hasta el último momento" de su vida, según comenta Miriam Gómez, la mujer del escritor en declaraciones al periódico.

"Escribió a mano cientos de páginas, y lo hizo a mano porque ya no podía trabajar bien con la máquina. Me iba explicando cómo debían organizarse esos cientos de notas manuscritas y, desde luego, consideraba que la novela estaba acabada aunque me insistía que si había algo que no me gustaba, lo rompiera", explica Gómez.

La viuda del autor afirma que La ninfa inconstante es "una novela muy personal, muy cubana y muy inglesa al mismo tiempo" y que transcurre entre Tres tristes tigres (1964) y La Habana para un infante difunto (1979).

"En ella se narran los recuerdos de la historia de amor de un escritor maduro con una joven pero, también, se estimula constantemente el juego literario. Yo creo que la protagonista, Estela, no tenía 16 años, era mayor, aunque, a la vez, es una forma de rendir tributo a Jonathan Swift y a su joven dama Stella-Esther", relata Gómez.

En la novela, adelanta El País, Cabrera Infante escribe sobre mujeres, música, La Habana, la literatura y el cine, el universo del autor, sus obsesiones y sus pasiones, todo aquello "que le ha convertido en uno de los grandes escritores en castellano".

"Es verdad", continúa Gómez, "que el libro tiene muchos puntos autobiográficos. Hay muchas situaciones y personales reales del tiempo que refleja, pero también hay mucho juego. Se puede leer como un enorme flash-back, un ejercicio de memoria".

"El propio Guillermo escribió en una de sus notas unas líneas muy significativas de lo que pensaba sobre la historia de una ninfa", añade Gómez, compañera del desaparecido escritor desde 1958.

El País destaca que la figura de Cabrera Infante sigue creciendo desde su muerte y que "su vida y obra se revalorizan con la constancia de los valores seguros".

Además de la próxima publicación de La ninfa inconstante, el diario recuerda que los cineastas Ridley y Tony Scott han iniciado los trámites para realizar una nueva versión de Vanishing point (Punto límite cero), la película que con guión de Cabrera Infante dirigió Richard C. Serafian en 1971.

Adiós Norman Mailer

Norman Mailer, el hombre que a los 25 años irrumpió en la escena literaria estadounidense con "The Naked and the Dead" y publicó decenas de libros originales y alborotadores falleció hoy en Nueva York a los 84 años de edad.

Un fallo renal fue la causa de su muerte en el Hospital Monte Sinaí tras un periodo en el que estuvo delicado de salud y después de ser operado del pulmón, informaron hoy sus representantes.

La obra de Mailer, autor de 39 libros, incluidas once novelas, ha sido a la vez brillante, controvertida y variada. Este neoyorquino de padres judíos fue a menudo celebrado y vilipendiado al mismo tiempo.

En 1948 causó sensación con "The Naked and the Dead" , basada en su experiencia durante la Segunda Guerra Mundial, pero sus dos obras siguientes, "Barbary Shore" ( 1951) y "The Deer Park" (1955) , fueron consideradas un fracaso.

Así sería el resto de su carrera, jalonada de éxitos, que le hicieron ganar el Premio Pulitzer dos veces y en una ocasión el Premio Nacional del Libro, y también de empresas fallidas.

Mailer escribió como vivió. Se casó seis veces y acuchilló a su segunda esposa, Adele Morales, durante una fiesta. Ella no presentó cargos contra él y se recuperó totalmente. Mailer bebía y recorría los garitos de Nueva York.

En "An American Dream" (1966) reflejó esa vida a través de la lente de un personaje semiautobiográfico que cae en un mundo de violencia y sexo.

Relatos como ése y su propia imagen de machista le ganaron la animadversión del movimiento feminista estadounidense.

Mailer no se limitó a la literatura y entró en el ámbito del periodismo, con un estilo personal. Ganó su primer Pulitzer con "The Armies of the Night" , en 1968, sobre una manifestación pacifista en el Pentágono del año anterior.

Su segundo Pultizter llegó once años después, con "The Executioners Song" , sobre la ejecución del condenado Gary Gilmore.

Entre medias escribió otros trabajos de periodismo, como "Miami and the Siege of Chicago" (1969) y "A Fire on the Moon" (1971) . En 1968 recibió el Premio George Polk por su trabajo en la revista Harper's, de izquierda.

En esa época también dirigió algunas películas experimentales que pasaron sin pena ni gloria.

Fue arrestado en algunas ocasiones por su participación en protestas contra la guerra de Vietnam, y en 1969 se presentó a las elecciones primarias del partido demócrata para la alcaldía de Nueva York con la propuesta de que la ciudad se convirtiera en el estado número 51 de la Unión.

En 1997 publicó su última novela, "The Castle in the Forest".

Abajo el cine gringo

Supercan, filme gringo

Son tantos los absurdos que tienen maniatados a los Estados Unidos, que no se ha prestado la atención necesaria a un lío a todas luces llamativo. En efecto, la prevaleciente situación en Iraq y nuestra dizque relación bilateral con el país del norte, nos ha impedido parar oreja a la huelga en que están las mentes responsables de que el cine norteamericano sea de tan mala estofa. Por lo que a mí respecta, desearía que la huelga no acabara jamás: no puedo desear cosa, tras echar una ojeada a la actual cartelera.

Por la prensa internacional, sé que desde 1988 no tenía lugar una huelga semejante. Ese año, los guionistas de cine y televisión yanqui luchaban por recibir regalías más jugosas. Pues la chispa que encendió la mecha del paro actual es también por mezquinos intereses económicos. Pienso en la última novela que escribió el grandioso John Fante -Sueños de Bunker Hill- y me pregunto: ¿con relación a Hollywood, qué cosa sino el dinero es lo que mueve esta industria?

Ocurre que el sindicato de guionistas de cine y televisión inició una huelga indefinida, de modo que el cine hollywoodense ha paralizado buena parte de sus rodajes y series televisivas. Pues los más 12 mil guionistas que trabajan para la industria están molestos y frenaron sus libretos. Y es que estos infames guionistas entraron a una disputa con los productores. Consideran que tienen derecho sobre las ganancias por la venta de los DVD’s de las series de televisión y por los pagos de programas comercializados en Internet, en los teléfonos móviles y otros medios tecnológicos. En respuesta, los millonarios productores rechazan las demandas de los escritores. Para ellos son demandas inviables. “Todo el mundo sabe lo que cuesta un DVD y que un guionista obtiene entre cuatro a cinco centavos por la venta del DVD”, declaró el guionista Bryce Zabel a El País. “Lo que estamos pidiendo son ocho (centavos), y ellos dicen que eso es vergonzoso”, agregó. En todo caso, los sabios de la economía han advertido de que cualquier tipo de huelga podría perjudicar severamente la producción de la industria. Qué divertido, ¿no?

Honestamente, no encuentro ningún interés en averiguar con minucia a cuál de los dos bandos le asiste la razón. Ambos me despiertan un desprecio semejante: han contribuido a que el cine estadounidense deje de ser ése de Marilyn Monroe y los Hermanos Marx, para convertirse en lastimosos filmes como el de aquel letrero que ví en la calle y que anunciaba el estreno de Supercan. Es más interesante especular sobre el caso, deseando con sinceridad, que llegue a mal puerto. Si en 1988 la huelga se extendió por 22 semanas y costó a la industria 500 millones de dólares, es obvio que una huelga aun de menor duración, en los tiempos que corren costaría muchos más millones de dólares. Pues entre otras industrias, la de Hollywood ha adquirido verdaderamente ingentes proporciones. Además, hay que hacer una precisión. El paro laboral –lugar común que suena muy raro al hablar de arte-, no es nada más de guionistas de cine y, ni siquiera, de guionistas. Además de los autores de guiones de películas, también detuvieron su producción los argumentistas de las series de televisión, tan caras al público estadounidense. Alguna vez oí que las telenovelas son a los mexicanos, lo que las series son a los gringos. Aserto que no carece de razón. La preocupación central de los productores, de hecho, es la huelga de los escritores de series de televisión y talk shows. Por ejemplo, Esposas desesperadas, programa cuyo tonto título explica con sobrada grandilocuencia el contenido, está pendiendo de un hilo, lo mismo que The office, serie de la NBC en la que unos oficinistas se gastan bromas pesadas. Ambas, producciones de ésas en que se escuchan risas grabadas cada vez que el protagonista comete alguna graciosa simplonería. En el fondo, ¿es el público afecto a estas cosas el más perjudicado? ¿No será el más beneficiado, al verse privado se semejante material?

Ahora bien, los productores han anunciado que el impacto de la huelga sólo será inmediato en las series; no así en la producción de largometrajes, de los que tienen reservas. De manera que, con todo y paro, seguiré topándome con carteleras que huyen de los hondos absurdos de Norteamérica y, en cambio, ofrecen filmes como el de Supercan, un perro que adquiere superpoderes y la capacidad de hablar.

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Desde chico tenía ganas de escribir un diario, o algo así. Pero era cosa de niñas. Este blog es lo menos afeminado que encontré.

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