El blog de Luis Frías

diciembre 17, 2007

De lágrimas y risas

Para llamarnos la atención, los asuntos están condicionados a ser al mismo tiempo de lágrimas y risas. Me voy a referir a una realidad lamentable pero graciosa. De entre todos los medios informativos mexicanos, sólo la prensa escrita dedica día con día algún espacio a los hechos culturales. De por sí bastante reducidos, es evidente que estos espacios están entrando en una crisis más alarmante: una etapa a-crítica. Suscribo el siguiente aserto Gabriel Zaid: “Se entiende que los mexicanos interesados en la cultura estén sobre todo en las universidades públicas y el Estado, y que lean La Jornada. ¿De dónde viene que La Jornada pese tanto, cuando se toman decisiones importantes para el país? No de su escasa información e informaciones predecibles, sino del rasgo que la distingue: le da más importancia a la cultura que los otros periódicos” (Letras libres/noviembre/2007).

Después de un año de sesudos desvelos, hace unos días Sergio Vela, director de Conaculta, presentó por fin su (¿tan esperado?) programa de trabajo para el próximo lustro. El texto íntegro se encuentra en la página electrónica del ente gubernamental. Me puse a leerlo y, haría mal no diciéndolo, en realidad promete mucho; lo malo es que la mayoría de las propuestas que ofrecen los políticos parecen sensatas hasta que las llevan a la práctica, con resultados penosos. Pues bien, son 8 las líneas generales de trabajo. En realidad, todas suenan a lo mismo que han prometido todos los gobiernos todos los años. Que esparcimiento, que inversión, que equidad, que diversidad, que fomento, que estímulos, etcétera. Algún intelectual se quejó porque a su juicio, el programa quinquenal no significa otra cosa que continuidad a las anteriores políticas de gobierno. Carajo. ¿Quién los entiende? ¿No se quejan porque llega un gobierno nuevo y corta de cuajo con lo que hizo el anterior? Pero es verdad que el gobierno anterior no hizo más que pasar de noche. Ahora bien, la más hilarante promesa de Sergio Vela es la “Promoción cultural nacional e internacional”. Y es que ha propuesto las aún más hilarantes “nuevas estrategias de programación artística y cultural para lograr una oferta equilibrada, de calidad y más accesible para el público de todo el país”. Hace unos días estuve en Xitejé, un pueblito perdido de Hidalgo. Con trabajos había agua y electricidad. ¿Igualdad cultural entre un chilango y un paisano de Xitejé? Pero todas y cada una de las grandiosas metas artístico-culturales para el lustro entrante, pueden revisarse en otro sitio.

Lo interesante es prestar atención al tratamiento que hicieron los medios informativos del Programa Nacional de Cultura. Con diferentes intereses, todos los periódicos mexicanos “cubrieron la nota”.

Y en la visión de El Universal, el gobierno de Calderón se comprometió a garantizar la libertad de expresión artística. Interpretación periodística que no merece comentarios: la tonta censura gubernamental carece de vigencia en nuestro país. Más interesado por las estructuras económico-sociales, El Financiero consideró oportuno insertar esta cosa cultural dentro de la lógica de crecimiento a mediano plazo del gobierno calderonista. “Redefinirá Plan Nacional de Cultura Políticas Públicas en la materia”, es el título de la noticia. El diario Milenio se preocupó por criticar el miserable aumento a los consejos de cultura estatales. Quince millones más para cada estado en los próximos años; poco, ciertamente. Pero todos estos periódicos son los que tienen a la cultura y el arte por mero trámite. ¿Qué dijo La Jornada? Lo cierto es que sacó la información en su primera plana; algo que ningún otro periódico se permitió hacer. Pero fiel a su visión maniquea en la que el PAN siempre está en el error, el diario criticó el hecho de que “Calderón demanda generar ingreso con la riqueza cultural”, esto es, no fijarse otras metas que lo económco. Cierto es que el actual gobierno confunde la magnesia con la gimnasia y piensa que la cultura son excursiones familiares a Teotihuacan; sin embargo, siendo La Jornada el diario que presta mayor interés a la cultura, lo cuestionable es que vea monstruos donde sólo hay oscuridad: y es que lo que careció la presentación del Programa fue de información: ¿cómo se van a cumplir tan exageradas metas?

Excepción hecha por La Jornada, no hay que esperar que ningún diario se dé a la tarea de averiguar a fondo cómo el gobierno piensa cumplir estas metas. Lo peor es que cuando lo haga, es infalible que saldrá con que es un error todo lo que piensa hacer el gobierno panista en materia cultural. Tal vez sí. En todo caso, haría falta información para saberlo. Pero dejaría de ser un hermoso asunto de lágrimas y risas.

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Desde chico tenía ganas de escribir un diario, o algo así. Pero era cosa de niñas. Este blog es lo menos afeminado que encontré.

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