El blog de Luis Frías

junio 04, 2007

Ramsés Salanueva abaut Abraham Chinchillas

El poeta, reportero de Milenio y promotor cultural (el orden no se qué demonio pueda saberlo) Ramsés Salanueva (Actopan, 1972), escribió el siguiente texto a propósito del hai kai Tráeme la noche, publicado recientemente por el amigo Abraham Chinchillas. Helo aquí. Lo publico sin su consentimiento, pero con las ansias de compartir con vos un ¿tesoro? que tengo en mis manos. Les debo la portada del libro. No dí con ella en ningún lado, y no tengo medio de digitalizar la del ejemplar que está en casa.


-Trazos de tinta-
Hai ku,
-Traeme la Noche-
de Abraham Chinchillas.

Por Ramsés Salanueva.

Hay un profundo diálogo de los animales con la naturaleza, original o trastornada, esta informática sólo puede comprenderse a través de la demiurjgia, es decir la alta magia, la ciencia de controlar los elementos en que se expresa el móvil del que hablamos, el otro es la poesía, el idioma del ancestral del TODO.

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Parece ser que la acumulación de los conocimientos más tradicionales del antiguo del templo de Isís, viajaron a la indochina. Los idearios religiosos que resultaron de este éxodo alcanzaron serias consideración sobre los arcanos de quién es Dios y para qué estamos aquí.

El Tao que puede conocerse no es el Tao.
La sustancia del Mundo es solo un nombre para el Tao.
Tao es todo lo que existe y puede existir;
El Mundo es solo un mapa de lo que existe y puede existir.
Las experiencias externas sirven para sentir el Mundo,
Y las experiencias internas, para comprenderlo.
Los dos tipos de experiencia son lo mismo dentro del Tao;
Son diferentes solo entre los hombres.
Ninguna experiencia puede contener al Tao
El cual es infinitamente más grande y más sutil que el Mundo.

Lo declara el Tao Tekin.

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La férula fulminante y el libro secreto con los que pueden revelarse estas maravillas pertenecen a un grupo de iniciados. No así la palabra, la cual también puede trastocar la materia con su poder de invocación, y crear configuraciones y estados de la física comprensibles a nuestra capacidad de credulidad.

En su forma más potencial, este conocimiento ha prevalecido los tiempos, a través de la enseñanza de antiguos conjuros poéticos conocidos sólo por los maestros de sectas y hermandades.

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Decir que el Hai Kai es uno de estas formulas, es una acierto a medias.


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Al parecer, el poeta Abraham Chinchillas conoce muy bien estas naturalezas mágicas y así mismo ha practicado su poder salmico. Luego de leer el prologo que él mismo agregó a su más reciente obra, titulada, Traeme la Noche, una amplísima colección Hai Ku, editada elegantemente por la Universidad Autónoma de Hidalgo, sabemos que, Chinchillas es un escritor dominado por la más alta tradición literaria del extremo asiático, donde la contemplación revela el sentido polar de las cosas que sólo se nombran.

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La esencia del Hai Kai y su utilidad en la comprensión del fenómeno poético, reside en su poder de medir, con exactitud cuántica, la realidad. Sólo lo necesario para ser. El ahora, el aquí, que según los físicos dura sólo tres segundos. El espacio perpetrado en su presente más pretérito puede leerse en 17 silabas, apunta Abraham.

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Encuentro novedoso la forma en que el poeta ha llevado al Hai Kai fuera de su hábitat estrictamente naturalista, y lo ha sometido a comprensiones sobre el hombre y la urbanidad, lo ha expuesto, con sumo éxito, a su más elemental antípoda.

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Dos obsesiones han sido reveladas en los libros del bardo; la mujer y la ciudad, imanentes, caras iguales de la misma moneda, un azar perdido pero necesario, fuera de ellos, el poeta no conoce más. Una de las composiciones que certifica esta condición se extrae de su "Ensayo sobre la redención":

Lobo amanezco
La ciudad es mi estepa
Tú mis rastro perdido.

Esta, es un época de modas literarias, los creadores pueden sucumbir a la búsquedas de otras tierras más allá de la tradición, algunos afortunados llegarán a islas que por más exóticas jamás llegarán a ser continente.

Abraham Chinchillas observa con declarada alergia, desde la plataforma continental de nuestra letras, a los balseros poéticos de este siglo.

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La edición de Tráeme la noche, se ilustra con una serie de viñetas bajo la técnica de la tinta china, que agregan a la obra una ambientación oriental (a doc).

Los claros oscuros grises de estos trazos, nos ayudan a explicar, la experiencia de transitar por la poética de Chinchillas.

La nostalgia es el barniz que abrillanta las cavilaciones de este escritor.

La roca y la carne son los materiales literarios de Chinchillas.

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Los libros de Chinchillas son desbordados, este nuevo letrario suyo no es la excepción.

Es un poemario, que a reserva de algunos dispendios propios del autor que aprecia sus obras y que no tiene la inmoralidad de expulsarlas de la edición, podría resultar perfecto en su rigor creativo.

Con esta colección Abraham Chinchillas se sitúa como una de las voces batientes de las llamadas letras regionales, concepto que por derivación incluye el plano nacional.

La gama de formas de abordar la disciplina del Haikai, nos habla de esa búsqueda de maestría que el autor ha querido hallar, es pues una expresión literaria que merece atención, por su definida vocación estilística, su constante desarrollo de los temas superiores del poeta, su habilidad idiomática, y su gama de posibilidades.


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Saludamos este nuevo esfuerzo de la comunidad literaria hidalguense, valoramos el compromiso de la UAEH con los creadores locales y esperamos que esta publicación se difunda con la debida atingencia que requiere la promoción literaria en el país.

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Desde chico tenía ganas de escribir un diario, o algo así. Pero era cosa de niñas. Este blog es lo menos afeminado que encontré.

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