No voté. Antes razonar sobre por quién habría votado, debo explicar por
qué no pude ni siquiera acariciar una
boleta electoral. Fue por culpa de los organizadores del IFE. Como muchas otras
personas, tanto en la Ciudad de México como en Querétaro o en la frontera, me
quedé sin votar porque las boletas en las casillas especiales fueron
insuficientes: 750 por casilla. Cuando llegué poco antes de las 10 de la mañana
a la colonia Del Valle, ya había una fila de más de mil personas. Corrí a otra
casilla, que está en Eje 10, y había más de 800. Luego a otra casilla en El
Pedregal: imposible. Decidido a conseguirlo, fui al aeropuerto, y la misma
historia. Así, cansado, renuncié a hacer aquello para lo cual el IFE gastó tanto
en spots: ejercer mi derecho al voto. ¿El motivo? Creo que el IFE no hizo el
trabajo de campo necesario para prever cuántas personas están viviendo en
lugares diferentes a sus sitios de origen. Qué indignación.
Ahora bien, mediante descarte explicaré por quién habría votado.
}Por Josefina Vázquez Mota, decidí no votar desde que supe que su partido
era el PAN. Prejuicios aparte, me resulta intolerable votar por alguien cuyo
partido sea el mismo que, a través de una estrategia infame, ha resultado el
asesino de más de 50 mil personas, entre delincuentes, inocentes, policías,
etcétera. Y no hay que remitirnos a la historia; el asesinato está ocurriendo
ante nuestros ojos. El suyo es un partido-gobierno con rasgos fascistas, cuya
estrategia de legitimación se ha basado en infundir miedo a la ciudadanía. Otro
motivo más para negarle el voto fue su postura frente a los derechos de las
mujeres a decidir sobre su cuerpo. Al defender el derecho a la vida desde la
concepción, abría la posibilidad de una presidencia a favor de criminalizar,
por ejemplo, a las mujeres que decidan abortar.
Tampoco lo habría hecho por AMLO (aun cuando voté por él hace 6 años),
porque descreo de su discurso basado menos en las razones, que en el amor, la
bondad y las buenas intenciones. Quizá digan que estoy mal por valorar en poco
la buena fe de un político, pero prefiero a un político que articule un
programa de gobierno que a un buen articulador de rosarios de frases
edulcoradas. Un recelo que, además, sostengo hacia AMLO es esa propuesta de
ratificación del cargo cada dos años. Algo así planteó Hugo Chávez, y ya se vio
lo que ha hecho… Tampoco, además, habló con claridad durante su campaña sobre
los derechos de los grupos en situación de vulnerabilidad. Y quien diga que las
respuestas hay que buscarlas en su gestión en el DF, se equivoca: las políticas
pro equidad e igualdad han sido ejercidas con sensibilidad, por Marcelo Ebrard.
Por él sí quería votar. Ya será dentro de seis años.
Mientras tanto, ya había decidido votar por Peña Nieto. Tengo varias
razones: cercano a él se encuentra Miguel Osorio Chong, ex gobernador de
Hidalgo, cuyo trabajo creo que ha sido el más destacado durante mucho tiempo en
mi pobre estado. Creo que, a juzgar por su propia carrera política, Peña Nieto
cuenta con las cartas credenciales políticas suficientes para negociar tanto con izquierda como con derecha
radicales las reformas estructurales tan postergadas. Además, creo que, a
diferencia de lo que ha ocurrido en los últimos 6 años, Peña podrá, ay,
negociar lo necesario (como recomiendan los expertos en seguridad nacional) para
administrar los problemas asociados a la cadena del narcotráfico, y no hacernos
creer que terminará con un problema que no es de violencia, sino de salud
pública, leyes y educación. Tampoco tiene, a juzgar por lo que dijo en el
primer debate, ideas patrioteras trasnochadas sobre la administración del
petróleo.
A estas alturas, quizá no me bajen de oportunista, o de absoluto imbécil. ¡Un
joven votando por el PRI! No obstante, honrada y sinceramente, para mí era la
mejor opción. Tengo motivos para pensar que se equivoca quien diga que se
restaurará el viejo sistema; el que piensa así subestima no sólo a los otros partidos,
sino a la propia ciudadanía, y en el fondo, a sí mismo al pensar que nada ha
cambiado en México durante los últimos años. Finalmente, por lo que a mí
respecta, encima de todas estas razones, hubiera votado por el PRI porque era
mi decisión absolutamente personal. “Digan lo que digan los demás”, como canta
Raphael.
1 comentario:
claro si el gobierno de estado de Hidalgo financio tu documental, no muerdes la mano qeu te da de comer
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