El blog de Luis Frías

enero 01, 2007

Hacer literatura independiente; letras peso gallo

Pachuca. Es difícil imaginar que un escritor de apariencia como la suya asegure que sólo existen dos géneros musicales: el Rock y el Heavy metal. Y es casi imposible creer que compre la Play boy para leer los artículos que allí aparecen. ¡Quién carajos se resiste a voltear la página y chorrear una de esas conejitas! Creo que sólo él.
Nacido y avecinado en Monterrey desde toda la vida, Luis Eduardo García (1959) ha publicado varias docenas de artículos en el diario El Norte y conducido un programa de radio tan irreverente que le valió para ganarse varias mentadas de madre en la calle y un número similar de increpaciones por “pinche hereje”. En pleno fervor mediático contra Gloria Trevi, él preguntó con sarcasmo en uno de sus programas: ¿a quién no le hubiera gustado ser Sergio Andrade por lo menos durante un rato?
Hay que tener valor para enfrentarse a una sociedad moralina como lo es la mayor parte de de la regiomontana, y él lo hizo; quizá por eso tuvo que venirse a vivir a Pachuca desde hace unos meses, aunque él jure que fue por su trabajo (es ingeniero en Sistemas).
Luis Eduardo hasta la fecha ha publicado dos libros, Technotitlan: año cero y Nuestras guerras secretas, ambos no sólo los escribió sino que los diseñó, buscó el patrocinio para que vieran la luz, los distribuyó en la FIL de Guadalajara en 2002 y varios los vendió de uno en uno pegándose, como le gusta decir, su fotografía en la playera.
Nuestras guerras secretas es un ensayito de cien páginas que sin empacho él da en llamar “libro de superación personal”; y lo es, pero si algo tiene de rescatable no es en efecto el tema sino el modo de publicarlo: me hace pensar que fue a las editoriales y al primer rechazo les escupió el rostro, y por eso él debió hacer todo.
Technotitlan: año cero está mejor, mucho mejor. Son casi 600 páginas en las que se desarrolla una novela sobre 1968, y sucede mediante personajes tecnificados cuya temporalidad se sitúa hacia el 2018. La historia retrocede hasta el 68 y va avanzando hasta llegar a una suerte de 68 Recargado en la llamada "Poli Universidad". Sin duda es gracioso el tema.
Incluso cuando me la ofrecieron para que la leyera, me dio flojera; pero en un rato, sin sentir, las tantas páginas se habían había terminado.
No obstante, ni un libro ni el otro son lo importante. Lo que interesa es su modo de trabajo. Ambas publicaciones (más Pájaro Vespertino, cuentos digitalizados en CD) las hizo en el espacio que tenía entre las 11 de la noche y las tres de la mañana. Luego los puso en internet y una mujer con buenas intencionas que leyó la novela en la red, le dio los treinta mil pesos que necesitaba para publicar Technotitlan…
Publicitarse solo, aprender gestión empresarial por medio de libros estilo “¿How can I do it?” y hasta inventar la Editorial Enjambre para publicarse, fueron algunos escollos que debió librar Luis Eduardo para poder ver sus libros circulando.
El puro gusto por escribir, medio bien o medio mal, y no permitir correcciones en el estilo de hacerlo, es el eje motor que mueve a un escritor avezado en las letras (dos mil libros, cientos de Play boy y veinte años de suscripciones a Time y Superman) a decir lo que le venga en gana y, de paso, ganarse pleitos con el gobierno.
Aunque trabajó en la campaña de nuestro joven y “guapo” gobernador (jé), debemos confiar en que este escritor como pocos no caiga en las caricias del placer chabacano que llega cada quincena.

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Desde chico tenía ganas de escribir un diario, o algo así. Pero era cosa de niñas. Este blog es lo menos afeminado que encontré.

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