De acuerdo con información de El País, Cuba vive momentos excepcionales: de definiciones. Han bastado unas cuantas palabras de Fidel Castro en el sentido de que no ejercerá de tapón sobre los dirigentes más jóvenes, para que de nuevo el dilema de su sucesión cobre fuerza y, más aún, el debate crucial sobre qué cambios son necesarios introducir en el modelo socialista cubano. Si Fidel se retira o no, es algo verdaderamente relevante; pero lo aún más, la forma en que el Comandante acompañe los cambios inevitables. La sensación es que el futuro del país está en juego: lo vital, sostienen cada vez más voces dentro del sistema, es la urgencia de abrir el camino a las transformaciones que reclama la sociedad.
A sus 81 años, y después de 16 meses de convalecencia, Fidel Castro se descolgó el martes con una frase inesperada al final de una carta leída durante el programa de la televisión Mesa Redonda, dedicado al tema Cuba: derechos Humanos, cambio climático y la solidaridad. Tras reflexionar sobre asuntos tan dispares, casi al terminar su misiva el líder comunista afirma: "Mi deber elemental no es aferrarme a cargos ni mucho menos obstruir el paso a personas más jóvenes, sino aportar experiencias e ideas cuyo modesto valor proviene de la época excepcional que me tocó vivir".
Sus declaraciones, en el momento tan especial que vive Cuba, no pasaron desapercibidas. La recuperación del mandatario, que no aparece en público desde que delegó todos sus poderes en su hermano Raúl Castro en julio de 2006, sigue siendo una incógnita, aunque en los últimos tiempos varios de sus colaboradores han expresado que su rehabilitación avanza y que perfectamente podría ser reelecto en sus cargos por cinco años más.
A comienzos de diciembre, Castro fue propuesto como candidato a diputado en las elecciones al Parlamento que se celebrarán el 20 de enero. Éstas desembocarán en la constitución de una nueva Asamblea Nacional antes del 5 de marzo, que habrá de elegir entre sus miembros al presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, cargos que hasta ahora siempre ha ocupado el Comandante.
A juicio de diversos analistas, las últimas palabras de Castro, en las que por primera vez deja las puertas abiertas a su sucesión definitiva, no son relevantes sólo por eso, sino porque se inscriben en un contexto general de cambio en el país. En los últimos meses, millones de cubanos han participado en un gran debate nacional alentado por el presidente interino, Raúl Castro, sobre la necesidad de introducir "cambios estructurales y de concepto" en el sistema para que la revolución sobreviva. El debate demostró con claridad que la sociedad reclama transformaciones profundas, económicas y sociales, pero también políticas, y cuanto antes mejor.
Cada vez con más fuerza, los llamados al cambio y al debate se hacen oír incluso dentro de las propias estructuras oficiales. Destacadas figuras del Partido Comunista, como el responsable de cultura en el Comité Central, Eliades Acosta, o el histórico Alfredo Guevara, presidente del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, han convocado a sus compatriotas a rehuir el "pensamiento único" y "repensar" entre todos la revolución cubana.
"Hay muchos problemas, materiales, de salario, de derecho, que son como bombillos rojos que nos indican la necesidad de cambios", dijo Acosta en una reciente entrevista, en la que reclamó luchar por una sociedad que "hable de sus problemas en voz alta, sin temor, en la que los medios reflejen la vida sin triunfalismo, en la que los errores sean ventilados públicamente para buscar soluciones". De igual modo, Guevara -y otros como él- identifica el "inmovilismo" como el peor cáncer que puede corroer la revolución y convocan a sacudir al país de "adherencias indeseables y hacerlo hasta la raíz".
En medio de este debate, no exento de tensiones y de fuerzas centrífugas como la derrota de Hugo Chávez en el referéndum del pasado 2 de diciembre -que en la isla ha dejado claro que no se puede depender de factores externos, y que ahora más que nunca Cuba debe emprender los cambios-, el último mensaje de Fidel Castro ha abierto expectativas. "Mi más profunda convicción es que las respuestas a los problemas actuales de la sociedad cubana (...) requieren más variantes de respuesta para cada problema concreto que las contenidas en un tablero de ajedrez", dice el mandatario.
En otro fragmento de la carta, en el que, con su singular lenguaje parece decir que es plenamente consciente del reto al que se enfrenta su país, afirma Castro que "ni un solo detalle se puede ignorar, y no se trata de un camino fácil, si es que la inteligencia del ser humano en una sociedad revolucionaria ha de prevalecer a sus instintos". Si 2008, como aseguran los analistas, será un año decisivo para la revolución cubana y estará signado por el cambio, nadie duda de que Castro, se retire o no, será protagonista.
[La portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino, calificó ayer la carta de Fidel Castro como "interesante", informa Reuters].
A sus 81 años, y después de 16 meses de convalecencia, Fidel Castro se descolgó el martes con una frase inesperada al final de una carta leída durante el programa de la televisión Mesa Redonda, dedicado al tema Cuba: derechos Humanos, cambio climático y la solidaridad. Tras reflexionar sobre asuntos tan dispares, casi al terminar su misiva el líder comunista afirma: "Mi deber elemental no es aferrarme a cargos ni mucho menos obstruir el paso a personas más jóvenes, sino aportar experiencias e ideas cuyo modesto valor proviene de la época excepcional que me tocó vivir".
Sus declaraciones, en el momento tan especial que vive Cuba, no pasaron desapercibidas. La recuperación del mandatario, que no aparece en público desde que delegó todos sus poderes en su hermano Raúl Castro en julio de 2006, sigue siendo una incógnita, aunque en los últimos tiempos varios de sus colaboradores han expresado que su rehabilitación avanza y que perfectamente podría ser reelecto en sus cargos por cinco años más.
A comienzos de diciembre, Castro fue propuesto como candidato a diputado en las elecciones al Parlamento que se celebrarán el 20 de enero. Éstas desembocarán en la constitución de una nueva Asamblea Nacional antes del 5 de marzo, que habrá de elegir entre sus miembros al presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, cargos que hasta ahora siempre ha ocupado el Comandante.
A juicio de diversos analistas, las últimas palabras de Castro, en las que por primera vez deja las puertas abiertas a su sucesión definitiva, no son relevantes sólo por eso, sino porque se inscriben en un contexto general de cambio en el país. En los últimos meses, millones de cubanos han participado en un gran debate nacional alentado por el presidente interino, Raúl Castro, sobre la necesidad de introducir "cambios estructurales y de concepto" en el sistema para que la revolución sobreviva. El debate demostró con claridad que la sociedad reclama transformaciones profundas, económicas y sociales, pero también políticas, y cuanto antes mejor.
Cada vez con más fuerza, los llamados al cambio y al debate se hacen oír incluso dentro de las propias estructuras oficiales. Destacadas figuras del Partido Comunista, como el responsable de cultura en el Comité Central, Eliades Acosta, o el histórico Alfredo Guevara, presidente del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, han convocado a sus compatriotas a rehuir el "pensamiento único" y "repensar" entre todos la revolución cubana.
"Hay muchos problemas, materiales, de salario, de derecho, que son como bombillos rojos que nos indican la necesidad de cambios", dijo Acosta en una reciente entrevista, en la que reclamó luchar por una sociedad que "hable de sus problemas en voz alta, sin temor, en la que los medios reflejen la vida sin triunfalismo, en la que los errores sean ventilados públicamente para buscar soluciones". De igual modo, Guevara -y otros como él- identifica el "inmovilismo" como el peor cáncer que puede corroer la revolución y convocan a sacudir al país de "adherencias indeseables y hacerlo hasta la raíz".
En medio de este debate, no exento de tensiones y de fuerzas centrífugas como la derrota de Hugo Chávez en el referéndum del pasado 2 de diciembre -que en la isla ha dejado claro que no se puede depender de factores externos, y que ahora más que nunca Cuba debe emprender los cambios-, el último mensaje de Fidel Castro ha abierto expectativas. "Mi más profunda convicción es que las respuestas a los problemas actuales de la sociedad cubana (...) requieren más variantes de respuesta para cada problema concreto que las contenidas en un tablero de ajedrez", dice el mandatario.
En otro fragmento de la carta, en el que, con su singular lenguaje parece decir que es plenamente consciente del reto al que se enfrenta su país, afirma Castro que "ni un solo detalle se puede ignorar, y no se trata de un camino fácil, si es que la inteligencia del ser humano en una sociedad revolucionaria ha de prevalecer a sus instintos". Si 2008, como aseguran los analistas, será un año decisivo para la revolución cubana y estará signado por el cambio, nadie duda de que Castro, se retire o no, será protagonista.
[La portavoz de la Casa Blanca, Dana Perino, calificó ayer la carta de Fidel Castro como "interesante", informa Reuters].
No hay comentarios.:
Publicar un comentario