Fue un encuentro en medio del desierto. En la Misión de San Bernardo, Humberto Moreira contrajo matrimonio con Vanessa Guerrero, pero otra pareja les robó los reflectores. Caía el atardecer cuando el ex presidente Carlos Salinas de Gortari y el líder del PRI en el Senado, Manlio Fabio Beltrones, sorprendieron a todos al llegar juntos, en una Suburban negra, para asistir como testigos de la ceremonia civil de las segundas nupcias del gobernador de Coahuila. No fue coincidencia: ambos políticos se citaron y encontraron en el Aeropuerto Internacional de Piedras Negras, y de ahí se enfilaron al acto.
El escenario, al que sólo invitaron a 100 personalidades, fueron las ruinas de una antigua edificación franciscana del siglo XVII, en cuya nave desprovista de techo se instaló un sillerío para recibir a ex gobernadores de Coahuila, como Rogelio Montemayor y Eliseo Mendoza, y a los mandatarios de Nuevo León, Natividad González Paras (que llegó al último); Félix González Canto, de Campeche; José Reyes Baeza, de Chihuahua; el presidente del Consejo de Administración del periódico El Universal, Juan Francisco Ealy Ortiz; el conductor de Televisa, Alejandro Cacho; y la ex presidenta del PRD, Rosario Robles, todos ellos integrantes de una larga lista de testigos en la que estuvieron incluidos los hijos del gobernante, los hermanos de la novia, empresarios locales y hasta políticos en desgracia, como Carlos Salomón, ex vocero de Ernesto Zedillo.
Por un momento parecía un intento por revivir los cónclaves en los que el priísmo presumía su fuerza, pero aunque no llegó a serlo del todo, sirvió como punto de encuentro a personajes de grupos políticos al parecer irreconciliables, dentro y fuera del tricolor, que sin duda jugarán un papel protagónico en las elecciones de 2012. Quizá por eso los distintivos que usaron todos los cercanos a Moreira, desde su gabinete y otros colaboradores hasta los invitados de prensa, fue un pequeño pino con las letras V y H grabadas en el centro.
El enlace fue un suceso para todo Coahuila, y recibió amplia cobertura de los medios impresos y electrónicos. Desde mediodía, el mandatario concedía entrevistas en la radio local, en las que presentaba orgulloso, como si de medallas se tratara, los nombres de su lista de invitados: Enrique Peña Nieto, gobernador del Estado de México; Ivonne Ortega, de Yucatán, y Miguel Ángel Osorio Chong, de Hidalgo, convocados como testigos de la boda. Ellos no alcanzaron a llegar al matrimonio civil, pero acudieron a la recepción que se ofreció en el Casino Nacional de Piedras Negras, ciudad natal de la novia, paso fronterizo que no había visto nunca tantos poderosos juntos.
Se trató de una ceremonia ecléctica en la que se mezclaron los requisitos civiles y las tradiciones religiosas, bajo una gran cruz franciscana y en la que a la declaración de los votos de los contrayentes se agregó la entrega de arras común de las bodas católicas. Siguió el coctel, a las puertas de la Misión, en el que no podía faltar la Rondalla de Saltillo, que sirvió como música de fondo para una prolongada sesión de felicitaciones que no pudo dejar de evocar los besamanos (situación que se repitió en la fiesta), todo ello resguardado por un amplísimo, pero discreto operativo de seguridad, en el que participaron, por lo menos, 50 policías estatales trajeados con una estrella como distintivo en el pecho, un visible operativo con más de 30 vehículos oficiales y un centenar de uniformados que vigilaron los 30 kilómetros que separan la franciscana Misión de San Bernardo de Piedras Negras.
Después de las 10 de la noche comenzó la recepción en el Casino Nacional, al cual acudieron 800 invitados. Durante la cena, el “corazón” de la fiesta se trasladó a las mesas 9 y 12, donde los gobernadores de Durango, Chihuahua, Estado de México, Nuevo León, Campeche y Yucatán compartieron el pan y la sal con Beltrones, Salinas y la esposa del ex mandatario. Ahí ambos personajes compitieron con Adal Ramones y Facundo en el número de saludos, abrazos y muestras de reconocimiento.
Amenizaron la fiesta Celso Piña, Napoleón, Martín Urieta y el grupo Camila, cuya canción “Todo cambia” es la favorita de la novia. Este grupo fue el que abrió el baile, y en una de sus piezas musicales, cerca de las 11 de la noche, improvisó con un estribillo: “Camila, Camila, te quiero conmigo/Camila, quiero a Moreira en Los Pinos”. Y así siguió la velada con Salinas como el invitado más solicitado.
Fortalecen la seguridad de novios e invitados
Por unas horas, la ciudad de Piedras Negras, Durango, fue la ciudad más vigilada del país debido al enlace matrimonial entre Humberto Moreira y Vanessa Guerrero. Apoyados por más de 400 policías ministeriales, preventivos, estatales, federales e incluso del Ejército, el operativo incluyó el aeropuerto, alrededores de la población, accesos carreteros e incluso la franja fronteriza.
Desde la mañana, importantes personalidades del ámbito político, social y del espectáculo comenzaron a arribar al aeropuerto de Piedras Negras, donde se calculó el aterrizaje de aproximadamente 35 aeronaves con los invitados al enlace civil.
Al respecto, el secretario de Gobierno, Homero Ramos Gloria, aseguró que los elementos policiacos no intervendrían en el acto, sino sólo en la seguridad de la población.
La construcción de un jardín de niños, por cierto, será el proyecto que cristalicen Moreira y su esposa con los regalos de boda que recibieron, tras la petición de la pareja hacia los invitados de que fueran exclusivamente recursos en efectivo. Al término de la ceremonia civil, el gobernador de Coahuila informó que hasta ese momento llevaban un acumulado de más de 2 millones y medio de pesos.
Juan Ramón Cárdenas Cantú, propietario de Villa Ferré y chef encargado del banquete, compartió con MILENIO algunos detalles del banquete: “La cena se sirvió a las 22:15 e inició con un trío de salmones y un trío de bocadillos contemporáneos. Como entrada se ofreció un ceviche de mango, en copa de hielo para los hombres, y una ensalada de mango con queso crema y germinados para las damas. El plato fuerte para ellos consistió en un filete de res en jugo de carne y para ellas un trío de camarones en salsa de chabacano con chile de árbol. Finalmente, se contó con un festival de seis postres, entre ellos torre de piña deshidratada, pastel de tres leches con chocolate blanco y salsa de vaina de vainilla y tarta de chocolate en plátano rostizado. Para la tornaboda, en el mismo Casino Nacional de 3 a 4 de la mañana, se incluyó en el menú tacos de conejo de Piedras Negras, chilaquiles, menudo y pozole”.
Milenio/Néstor Ojeda.
El escenario, al que sólo invitaron a 100 personalidades, fueron las ruinas de una antigua edificación franciscana del siglo XVII, en cuya nave desprovista de techo se instaló un sillerío para recibir a ex gobernadores de Coahuila, como Rogelio Montemayor y Eliseo Mendoza, y a los mandatarios de Nuevo León, Natividad González Paras (que llegó al último); Félix González Canto, de Campeche; José Reyes Baeza, de Chihuahua; el presidente del Consejo de Administración del periódico El Universal, Juan Francisco Ealy Ortiz; el conductor de Televisa, Alejandro Cacho; y la ex presidenta del PRD, Rosario Robles, todos ellos integrantes de una larga lista de testigos en la que estuvieron incluidos los hijos del gobernante, los hermanos de la novia, empresarios locales y hasta políticos en desgracia, como Carlos Salomón, ex vocero de Ernesto Zedillo.
Por un momento parecía un intento por revivir los cónclaves en los que el priísmo presumía su fuerza, pero aunque no llegó a serlo del todo, sirvió como punto de encuentro a personajes de grupos políticos al parecer irreconciliables, dentro y fuera del tricolor, que sin duda jugarán un papel protagónico en las elecciones de 2012. Quizá por eso los distintivos que usaron todos los cercanos a Moreira, desde su gabinete y otros colaboradores hasta los invitados de prensa, fue un pequeño pino con las letras V y H grabadas en el centro.
El enlace fue un suceso para todo Coahuila, y recibió amplia cobertura de los medios impresos y electrónicos. Desde mediodía, el mandatario concedía entrevistas en la radio local, en las que presentaba orgulloso, como si de medallas se tratara, los nombres de su lista de invitados: Enrique Peña Nieto, gobernador del Estado de México; Ivonne Ortega, de Yucatán, y Miguel Ángel Osorio Chong, de Hidalgo, convocados como testigos de la boda. Ellos no alcanzaron a llegar al matrimonio civil, pero acudieron a la recepción que se ofreció en el Casino Nacional de Piedras Negras, ciudad natal de la novia, paso fronterizo que no había visto nunca tantos poderosos juntos.
Se trató de una ceremonia ecléctica en la que se mezclaron los requisitos civiles y las tradiciones religiosas, bajo una gran cruz franciscana y en la que a la declaración de los votos de los contrayentes se agregó la entrega de arras común de las bodas católicas. Siguió el coctel, a las puertas de la Misión, en el que no podía faltar la Rondalla de Saltillo, que sirvió como música de fondo para una prolongada sesión de felicitaciones que no pudo dejar de evocar los besamanos (situación que se repitió en la fiesta), todo ello resguardado por un amplísimo, pero discreto operativo de seguridad, en el que participaron, por lo menos, 50 policías estatales trajeados con una estrella como distintivo en el pecho, un visible operativo con más de 30 vehículos oficiales y un centenar de uniformados que vigilaron los 30 kilómetros que separan la franciscana Misión de San Bernardo de Piedras Negras.
Después de las 10 de la noche comenzó la recepción en el Casino Nacional, al cual acudieron 800 invitados. Durante la cena, el “corazón” de la fiesta se trasladó a las mesas 9 y 12, donde los gobernadores de Durango, Chihuahua, Estado de México, Nuevo León, Campeche y Yucatán compartieron el pan y la sal con Beltrones, Salinas y la esposa del ex mandatario. Ahí ambos personajes compitieron con Adal Ramones y Facundo en el número de saludos, abrazos y muestras de reconocimiento.
Amenizaron la fiesta Celso Piña, Napoleón, Martín Urieta y el grupo Camila, cuya canción “Todo cambia” es la favorita de la novia. Este grupo fue el que abrió el baile, y en una de sus piezas musicales, cerca de las 11 de la noche, improvisó con un estribillo: “Camila, Camila, te quiero conmigo/Camila, quiero a Moreira en Los Pinos”. Y así siguió la velada con Salinas como el invitado más solicitado.
Fortalecen la seguridad de novios e invitados
Por unas horas, la ciudad de Piedras Negras, Durango, fue la ciudad más vigilada del país debido al enlace matrimonial entre Humberto Moreira y Vanessa Guerrero. Apoyados por más de 400 policías ministeriales, preventivos, estatales, federales e incluso del Ejército, el operativo incluyó el aeropuerto, alrededores de la población, accesos carreteros e incluso la franja fronteriza.
Desde la mañana, importantes personalidades del ámbito político, social y del espectáculo comenzaron a arribar al aeropuerto de Piedras Negras, donde se calculó el aterrizaje de aproximadamente 35 aeronaves con los invitados al enlace civil.
Al respecto, el secretario de Gobierno, Homero Ramos Gloria, aseguró que los elementos policiacos no intervendrían en el acto, sino sólo en la seguridad de la población.
La construcción de un jardín de niños, por cierto, será el proyecto que cristalicen Moreira y su esposa con los regalos de boda que recibieron, tras la petición de la pareja hacia los invitados de que fueran exclusivamente recursos en efectivo. Al término de la ceremonia civil, el gobernador de Coahuila informó que hasta ese momento llevaban un acumulado de más de 2 millones y medio de pesos.
Juan Ramón Cárdenas Cantú, propietario de Villa Ferré y chef encargado del banquete, compartió con MILENIO algunos detalles del banquete: “La cena se sirvió a las 22:15 e inició con un trío de salmones y un trío de bocadillos contemporáneos. Como entrada se ofreció un ceviche de mango, en copa de hielo para los hombres, y una ensalada de mango con queso crema y germinados para las damas. El plato fuerte para ellos consistió en un filete de res en jugo de carne y para ellas un trío de camarones en salsa de chabacano con chile de árbol. Finalmente, se contó con un festival de seis postres, entre ellos torre de piña deshidratada, pastel de tres leches con chocolate blanco y salsa de vaina de vainilla y tarta de chocolate en plátano rostizado. Para la tornaboda, en el mismo Casino Nacional de 3 a 4 de la mañana, se incluyó en el menú tacos de conejo de Piedras Negras, chilaquiles, menudo y pozole”.
Milenio/Néstor Ojeda.
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